Como sabemos, la litosfera es la capa sólida o rocosa que forma la superficie
exterior de nuestro planeta. La parte más externa de ella se llama corteza terrestre y es donde nos
encontramos nosotros. El espesor de la corteza puede variar desde unos 6
kilómetros de la corteza oceánica, hasta unos 70 kilómetros de la corteza
continental en las altas montañas. El espesor medio es de unos 30 kilómetros,
es decir, es una capa muy delgada que cubre al planeta como una “especie de
piel”; recordemos que el radio de la Tierra es de unos 6370 km.
Los
elementos mas abundantes en la corteza terrestre son el silicio, (28%), el aluminio,
(8%) y el oxígeno, (47%). También
son importantes el hierro,(5%), el calcio, (3,5%) y el magnesio, (2%), entre otros. La mayoría
de los elementos que forman la corteza no se encuentran libres, sino combinados
unos con otros formando los minerales y las rocas.
Los minerales son sustancias puras,
homogéneas, sólidos y de origen natural, que tienen unas propiedades constantes
cualquiera que sea el lugar de donde procedan.
Todos los
minerales son sólidos y salvo algunas excepciones, poseen una estructura cristalina, es decir, las partículas que lo forman, llamadas
átomos, están ordenados siguiendo determinados modelos, como por ejemplo una
estructura cúbica, hexagonal... Un mismo mineral siempre tiene la misma
estructura. Es frecuente que la estructura cristalina u ordenación interna se
aprecie a simple vista y los minerales tengan forma de cubos, prismas... En
este caso se denominan cristales. Un
ejemplo puede ser la pirita que es un mineral formado por hierro y azufre y sus
cristales tienen forma cúbica. El tipo de estructura cristalina depende de los
elementos que formen el mineral.
La
mineralogía se encarga de clasificar
los minerales según los elementos que los componen, así el grupo más abundante
se llaman silicatos, que están
formados por el silicio. De todos ellos el más común es el cuarzo, (oxido de
silicio), que se emplea en la fabricación del vidrio y en la industria
informática. Otros minerales importantes son el yeso para la construcción, y el
oro y diamante en joyería.
Para
distinguir unos minerales de otros es necesario estudiar sus propiedades. Algunas como el color el brillo e incluso su forma
pueden hacerse con una simple observación. Otras propiedades como la dureza y la densidad pueden calcularse de manera sencilla, aunque un estudio
más detallado sobre composición, estructura cristalina..., resulta un poco más
complicado. Con una descripción de las propiedades más importantes se puede
identificar perfectamente un mineral:
-
Forma: puede ser poligonal, como el cuarzo y la pirita. Otros minerales pueden tener
un aspecto fibroso o laminar, como el yeso. En cambio otros
pueden parecer amorfos como el oro.
Cuando se rompe un mineral, se puede producir fractura, si la superficie es irregular, curva..., o la exfoliación si la rotura se hace en
superficies lisas.
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Color: El color de un mineral suele ser
siempre el mismo, aunque en algunos casos varia, como por ejemplo el yeso que
puede ser rojo y blanco. Se utiliza la raya,
que consiste en raspar un poco el mineral y observar el color obtenido. Otros
minerales siempre tienen el mismo color como el azufre que es amarillo.
-
Brillo: Puede ser metálico, es decir, parecido al de los metales como el oro o la
pirita. Otros minerales tiene un brillo cristalino
como el cuarzo y otros no tienen brillo, como el yeso que es mate.
-
Transparencia o Diafanidad: pueden ser transparentes
como la calcita, cuando dejan pasar la luz y se ve a través de ellos. Translúcidos cuando pasa la luz pero no
se distinguen los objetos a través de ellos. Y opacos cuando no dejan pasar la luz.
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Dureza: Es la resistencia a ser rayado. Los minerales se ordenan según
su dureza en la llamada escala de Möhs,
desde el talco que se raya con la uña, al diamante, que es el más duro y raya a
todos los demás.
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Densidad: Esta propiedad nos da idea de si un
mineral es ligero o pesado. Se calcula dividiendo la masa de un mineral entre
su volumen. La densidad de una especie mineral es única y constante, se dice
que es una propiedad característica; por eso es muy útil para
identificarlo. Por ejemplo, el yeso es un mineral ligero, mientras que el
cinabrio es un mineral rojo y muy pesado, (densidad del cinabrio = 8 g/cm3).